Sin duda una de las preguntas más frecuentes que nos hacen los alumnos – y padres de alumnos – es cuánto van a tardar en aprender el idioma y, en muchos casos, en obtener la titulación deseada.
Es una pregunta difícil de contestar, ya que depende de muchos factores y varía en cada caso. ¿Hace mucho que no practicas el idioma? ¿Con qué base partes? ¿Te gusta? ¿Cuánto tiempo le dedicas en casa? Son algunos de los factores que van a entrar en juego a la hora de determinar si para obtener un B1, por poner un ejemplo, te harán falta unos meses o un año entero – a veces puede que más. O quizá quieras poder defenderte en un viaje al extranjero y poder desenvolverte con autonomía, siendo capaz de pedir la cena en un restaurante o tener una conversación en la cola de un museo. En este caso, el tiempo necesario para alcanzar tu objetivo también variará.
Si bien es cierto que no contamos con la fórmula mágica para determinar cuánto se tarda en cada caso, la realidad es simple: la constancia es la clave del éxito. Todos los profesores del centro siempre vamos a recomendar practicar el idioma de manera diaria. No es necesario estudiar innumerables horas al día, vale con tener un contacto continuo de una media hora en adelante, variando las tareas de modo que no se haga un camino arduo.
Un día podemos repasar los apuntes de clase, otro podemos ver una entrevista en Youtube de algún actor o deportista que nos guste, otro podemos leer algunas páginas de una novela… Adaptando siempre lo que hagamos al nivel en el que nos encontremos y teniendo claro que no vamos a notar un cambio dramático en el transcurso de un mes. Es un camino que requiere de dedicación y paciencia. Pero da sus frutos.
Sin embargo, este camino no ha de ser arduo y aburrido. Hemos de alejarnos del concepto de que el inglés o cualquier otro idioma que queramos aprender consiste en ejercicios interminables de rellenar huecos. Se trata de una herramienta con la que comunicarnos y poder entender, con la que viajar o con la que podremos optar a una mejor situación laboral.
Por tanto, y en medida de lo posible, lo mejor que podemos hacer es implementar el idioma en nuestro día a día de modo que no se sienta como una obligación o una asignatura. Podemos ver nuestras series y películas favoritas en el idioma que estemos aprendiendo, leer artículos y períodicos o ver vídeos online en ese segundo idioma. La imaginación es el límite.
Todas estas actividades, con el tiempo y un poco de dedicación, harán que nuestro nivel vaya mucho más allá del que nos pueden ofrecer los libros de texto, que no dejan de ser una herramienta más y no la única.
¿Os animáis a aprender el idioma de una forma más natural y dinámica? ¡Nosotros os animamos a ello!
Brian Kinsella
Director de Campus III Idiomas